La historia se sitúa en los años 90’ en la ciudad de Oregón.
Había una vez un científico llamado Marcos Pereira, vivía en un departamento
frente a la plaza principal de la ciudad. Tenía 30 años y desde chiquito se
interesaba en la ciencia, descubrir cosas nuevas. En su patio tenía muchas
plantas, un día empezó a crecer una bastante peculiar, era violeta con pequeñas
flores verdes. Él no había visto una planta similar.
Decidió ignorarla y seguir descubriendo y haciendo
investigaciones. Después de 2 semanas la planta creció y Marcos se llevó una
grata sorpresa del árbol salían manzanas
doradas. Marcos no sabía qué hacer con esa planta, si comentarla a sus amigos u
ocultarla para su investigación. Tomo la segunda opción y la escondió para que
nadie pudiera verla y profundizar sobre la investigación.
Pasaba días analizando el árbol y la fruta que daba. No
encontraba nada extraño. Un día decidió darle un mordisco a una manzana, estaba
nervioso.
Él estaba convencido que la manzana tenía algo extraño por
lo cual decidió llevarse la manzana a la boca. Cerró los ojos, respiro profundo
y le dio un mordisco.
Primero no pasaba nada, era todo normal, disfrutando de una
manzana normal. Hasta que después de 5 minutos Marcos cayó desplomado sobre el
piso de su casa.
Despertó en un lugar oscuro, frio. A los lejos, veía una
silueta acercándose hacia su posición. Era algo extraño, se le notaba que tenía
mucho pelo en las piernas.
-
¿Quién eres? Gritó con toda su fuerza
Sin contestar siguió caminando hacia la posición de Marcos.
-
¿Quién eres? Volvió a preguntar
Impresionado, empezó a ver a la persona que se le acercaba,
quedó shockeado con la figura que vio. Era un hombre caballo.
-
¿Qué eres? ¿Qué quieres hacerme?
-
Le
contestó con una voz gruesa, tenebrosa ¿Por qué me robaste mi árbol?
-
Marcos se quedó sin palabras
-
Respóndeme le grito el hombre caballo
-
¡No robé tu árbol! ¡Apareció en el patio de mi
casa! ¡Lo juro!
-
No te creo absolutamente nada le dice.
Marcos recibió un golpe muy fuerte y se desmayó otra vez. Se
despierta con la alarma, todo fue un
sueño. Un feo sueño.
Audio del cuento:
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